Visita a Cuenca y a la Ciudad Encantada

Fachada de la Catedral de CuencaAyer tuve el placer de conocer la tierra donde nació mi novia, Cuenca.

Mi madre tenía empeñado desde hace ya casi un año que quería ver Cuenca, pero entre unas historias y otras no habiamos tenido la oportunidad de hacerlo hasta este fin de semana, que aunque pintaba un día de lluvia se convirtió en una gran oportunidad de ver la ciudad sin sol y con una temperatura muy agradable.

Antes de entrar en Cuenca, fuimos a ver la Ciudad Encantada, que no sé por qué pero pensaba que era un antiguo asentamiento romano.

La Ciudad Encantada, para el que no la conozca, es un paraje natural de formaciones rocosas erosionadas con el paso del tiempo y que se han convertido en unas caprichosas formas, como pueden ser un “Torno Alto”, la “Cara de un hombre”, varios “Barcos”, un “Perro”, “Mar de Piedra”, “Osos”, los “Amantes de Teruel”… Es cierto que para algunas formas hay que echarle mucha imaginación.

Ciudad Encantada de Cuenca

Después estuvimos contemplando las vistas desde el “Ventano del Diablo”, un impresionante mirador en una especie de cueva natural en lo alto de un cañón desde donde se puede ver el río Júcar.

Ventano del Diablo en Cuenca

Una vez en Cuenca, paseamos por las callejuelas de su casco antiguo, con unas buenas cuestas (se recomienda llevar un zapato cómodo), para dar a parar a su extraña Plaza Mayor donde nos encontramos con el Ayuntamiento y la extraordinaria fachada de la Catedral de Cuenca (Catedral de Santa María y San Julián). No la visitamos por dentro ya que estaban rehabilitando varias cosas y porque encima nos querían hacer pagar por ver andamios (me parece fatal que la Iglesia cobre por entrar en las Catedrales ya que suficiente se llevan ya de los fondos de todos los españoles).

Casas Colgadas de CuencaLuego estuvimos viendo las Casas Colgadas, que no «colgantes», y el Puente de San Pablo, no recomendado para personas con mal de alturas.

Es de elogiar las construcciones que hacían antes, sobre todo construir esos edificios al borde de la montaña, frente a la hoz del río Huécar, y que perduren hasta nuestros días (como dice mi madre, esto con los artistas que hay ahora no dura ni un año).

El último lugar de interés que hemos visitado, además de varias iglesias y conventos, es la Torre de Mangana, también conocida como “La Torre del Reloj”, que fue construida en el siglo XVI.

Sin lugar a dudas, os recomiendo que visitéis la ciudad de Cuenca (su casco histórico) ya que tiene un encanto muy especial.

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Juan Carlos Parra