Durante el pasado fin de semana tuve el placer de viajar a Estambul, gracias a Alvaro y Rafa (dos amigos), que me tenían esa grata sorpresa como despedida de soltero (ah, sí… me caso, jeje).
El viaje estuvo marcado por la confusión y el engaño por parte de mis amigos, para que no supiera el destino final. Con una pequeña maleta, casi toda con ropa de abrigo (en Estambul la temperatura era de unos 28-29º C y menos mal que se apiadaron un poco de mí y al final el abrigo, la bufanda y los guantes los dejamos en casa), aterrizamos en el primer vuelo en Zurich. Pero rápidamente comenzaron las carreras por la terminal para llegar a otra cola de embarque donde esta vez ponía Estambul.
Ambos vuelos, junto a los de la vuelta, fueron con la compañía Swiss y estuvieron muy bien. Asientos cómodos y amplios, comida a bordo y con tranquilidad (nada que ver con mis últimos vuelos de Ryanair, en esta ocasión pude domir un rato).
El alojamiento también venía con engaño ya que de pensar en un hotel en Estambul, con su recepción y demás cosas, ví que me llevaban por una calle poco dada para hoteles y donde nos mimetizabamos con la población de la ciudad. Alquilaron un apartamento en pleno centro de la ciudad (a sólo 5 minutos andando de la Mezquita Azul y Santa Sofía, y a 2 minutos del Gran Bazar). Un lugar que de primeras me chocó pero que luego me terminó gustando y, como no, en todos estos viajes de amigos, nos traerá grandes recuerdos y anécdotas cuando hablamos sobre nuestra escapada.
La ciudad me ha encantado y esa privilegiada situación céntrica nos ha permitido visitar todas las zonas importantes de Estambul sin tener que coger transporte (excepto en dos excursiones que nos alejamos bastante del centro y luego volvimos con el tranvía, que es muy recomendable utilizarlo, por su rapidez, limpieza y porque pasa por todo el centro).
Santa Sofía o Ayasofya es impresionante, tanto por su majestuosidad como por los detalles que la adornan. Y mucho más al pensar que una obra así la llevaron a cabo en muy pocos años, no recuerdo ahora la cifra (podéis recordarme la cifra en los comentarios), pero si les pides que hagan una obra así ahora, con la tecnología, materiales y herramientas de que disponen te dicen que es imposible.
Otra anecdota que quedará para el recuerdo es la visita a la Mezquita Azul, igual o más impresionante por fuera que Santa Sofía, pero con un interior que me ha decepcionado un poco (me gusta más el interior de la Mezquita de Süleymaniye). Una visita un tanto enrrevesada ya que en Estambul estaban de celebración y la mezquita estaba totalmente llena y preparada para un rezo que iba a ser televisado. Y evidentemente no dejaban pasar a los extranjeros. Pero sólo disponíamos de esa mañana para visitarla ya que al día siguiente partiamos y o nos inventabamos algo para entrar o nos quedabamos sin verla. No diré cómo nos las ingeniamos para pasar los tres primeros controles de acceso, pero en el último a mí sí que me echaron para atrás ya que llevaba bermudas, lo único de verano que se me ocurrio meter en la maleta, (unas bermudas por debajo de las rodillas, que no había representado problema para el acceso a las otras mezquitas). Total que tanto Rafa como Alvaro pudieron acceder. Aunque en un movimiento rápido nos vimos metidos en una zona ajardinada del interior de la mezquita, entre dos coches, y en un cambio relampago ya tenía puesta la ropa de Rafa y él la mía (sí, iba con el pantalón a reventar y la camiseta me marcaba mis «abdominales»). Un cambio y una vuelta a la estrategía de acceso que permitío ver por dentro la Mezquita Azul. Una mezquita abarrotada ya que quedaban pocos minutos para el rezo y que te transporta a tiempos pasados.
Además de estos dos monumentos emblemas de la ciudad, también visitamos otros preciosos lugares como la Mezquita de Süleymaniye (la mezquita que más me ha gustado), la Mezquita de Arap y la Mezquita de Fatih, el Palacio de Topkapi (aunque sólo visitamos los jardínes, me dejo el interior del palacio para otro viaje con mi chica … que, por supuesto, volveré), la Cisterna Basílica (impresionante… nunca me llegaría a imaginar lo que hay bajando esas escaleras. «na esto 5 minutos», eh Rafa), la iglesia-museo de San Salvador en Chora, la Torre de Gálata, el Acueducto, la grandes murallas de la ciudad (normal que resistieran tanto), el Gran Bazar de Estambul, junto con el Pequeño Bazar y el Bazar de las Especias o «Bazar Egipcio».
Además hicimos dos cruceros por el Bósforo que estuvieron muy bien, con conquista de castillo incluido!!!
Y, como no, un grato recuerdo el de disfrutar de unas vistas nocturnas impresionantes de toda la ciudad de Estambul desde una de las terrazas-azoteas más altas de la ciudad (estabamos muy por encima de la Torre de Gálata), y que mejor que disfrutarlo con unos mojitos, buena música y en la compañía de tus amigos que te han preparado una sorpresa increíble.
¡Muchas gracias chicos!
Santa Sofia se hizo en 5 años y la Mezquita Azul en 7. Aunque la cupula de Santa Sofia no es la original ya que un terremoto la tumbo. Me alegra de que tengas ganas de volver , es una ciudad que no deja a nadie indiferente 😉
Gracias por recordar los años Rafa (iba a poner una burrada). Si para la casa del pueblo de unos familiares llevan más de un año (y todavía queda), imaginaos para hacer esas grandes maravillas de Estambul!!!!
Sí, tengo ganas de volver y visitar ciudades cercanas como Pamukkale. Y, como no, esa excursión al castillo hay que repetirla 😉 (recomendado para todos los turistas, jaja).
Jejej queda por ir a ver Pamukkale y capadocia!!! Pero no daba tiempo…. y bueno el Palacio de Tokcapi pero te aviso que salvo por 3 cosas moriras de aburrimiento!!! 😉 Pamukkale es destino ideal para con tu chica, al igual que Efeso y Esmirna. Turquia tiene muchos sitios muyyy chulos!
Sí, para la próxima en pareja y a disfrutar de toda la belleza que ofrece Turquía!!!